25 feb 2010

Otoño Invierno 2009 - 2010


Como he dicho en las primeras entradas, el leit motiv de este blog es ayudar al pueblo a controlar sus impulsos emocionales a la hora de analizar los fenómenos meteorológicos. Yo, en principio, paso de tirar de estadísticas porque no es mi interés ser científico. Y no por falta de rigor, sino porque basta aplicar el sentido común para darse cuenta de que lo que estamos viviendo no es tan raro.

En el puente de diciembre estuve con unos amigos en unas lagunas de la Sierra de Málaga. Y, las cosas como son, allí no había lagunas ni había nada y, por tanto, no había flamencos, ni grullas ni ningún otro animalito con alas o sin ellas. De regreso al coche, algo frustrados, recuerdo mis intenciones de, apretando el paso discretamente mientras charlaba con alguien, alejarme de los precipitados análisis sobre la falta de lluvias, el cambio climático, etc, etc, etc, que me estaban poniendo histérico. Y es que en este país todos somos seleccionadores de fútbol, presidentes de gobierno y, también, meteorólogos.

Miren, señores: decir todo el rato que el cambio climático es un hecho imparable y que qué fatalidad NO les convierte en mejores personas. Está claro que no tiene pinta de ser reversible y que es una fatalidad, pero me crispa la peña que se dedica todo el tiempo a hablar de ello, como si se echara vaho en las uñas y se las frotara con la solapa de la americana para sacarle brillo. Me parece una casposidad. Porque aquí, como en todas las grandes catástrofes originadas por el hombre (nazismo, Gran Serbia, feminismo, Zaire) somos culpables TODOS. Y dejen de mentar a Bush. Ni que el problema fuera sólo consecuencia de ocho años de estupidez...

Hasta donde alcanza mi memoria, el frío ha entra siempre en otoño a mediados de noviembre. Lo que no se puede pretender es que, a partir del 23 de septiembre, andemos todos con capa, gorro y bufanda. Se trata, repito, del Otoño, una estación de transición, del calor al frío, que cuenta con su propio estío (veranillo de San Miguel) y que, desde Madrid al Sur, no suele acarrear bajas temperaturas antes de las fechas mencionadas. Igualmente, recordemos, el puente de diciembre pertenece al otoño, no al invierno.

Recordemos también algo básico: No hay invierno y verano. Hay primavera, verano, otoño e invierno. Son cuatro estaciones, no dos. Y doce meses. Y trescientos sesenta y cinco días que dan para mogollón de matices.

Es una pena gastar estúpidamente el peso de una frase como "yo esto no lo he visto en mi vida". ¿No se dan cuenta?

Creo que fue antes de irme a Nueva York cuando en Cádiz salió un balcón volando. Enterito. Quitando que no es la primera vez que eso ocurre (el año pasado, sin ir más lejos, a mi vecino de arriba) lo que me llamó la atención fue la rotundidad de alguna gente que osaba afirmar que era la primera vez que se daba un tornado en Cádiz. Sí... y la primera vez que ha ganado el concurso una agrupación demagógica, ¿no te digo?

Y lo de los desbordes del Guadalete y el Guadalquivir, pues qué quieren que les diga... Que tampoco es la primera vez que pasa, que se llama Valle del Guadalquivir por algo, que hay una gran depresión entre Córdoba y Sanlúcar y estas tierras son inundables. Por eso existe Doñana y por eso tradicionalmente aquí ha habido marismas.

Hoy han salido imágenes en el telediario con las Tablas de Daimiel y las Lagunas de Ruidera a tope. Veremos cuánto tardan en volver a estar secas, pero no lo olviden: hoy, 25 de febrero de 2010 están a tope. Como lo están los pantanos de por aquí incluído Guadalcacín.

Que se administren mal los recursos no implica, lógicamente, que el tiempo esté loco, sino que se administran mal los recursos.

22 feb 2010

Fuertes temporales, lluvias torrenciales




Vale, esto no es exactamente normal, pero previo visionado de este clásico, no dejen de ver la opinión de Maldonado

3 feb 2010

¡Buen tiempo a todos!


Hola, amigos

Este blog no nace con el objetivo de hacer olvidar a los insustituibles Maldonado (sigue vivo gracias a su web) y Montesdeoca, sino con la sana y sencilla intención de dejar constancia, de manera esporádica, del tiempo que esté haciendo en un determinado momento. El objetivo es crear un archivo de la realidad de cada año, esa que, de doce en doce meses, es negada por todos nosotros cual grupo del facebook de "señoras que afirman que cada año hace más calor" o "señoras que dicen que nunca han visto llover así".

Por supuesto, este blog surge desprovisto de cualquier connotación política en torno al absurdo debate de si el cambio climático existe o no. Por si acaso, aclararé que no pongo en duda la existencia del mismo, pero sí que percibamos sus consecuencias de un año para otro. Las abejas y las bacterias pueden. Nosotros, no.

En breve, la primera entrada, para que lo que de verdad puedan percibir es la absoluta superación de las necesidades básicas entre ciertos seres del mundo occidental entre los que me hallo.